• Cada miércoles y viernes San Felicísimo reparte comida para 90 familias.
  • La comida se suministra dependiendo de las necesidades de cada caso.

Los repartos de comida para la gente sin recursos comienzan a ser algo habitual en Bizkaia. Muchas familias comen gracias a ellos. La Parroquia de San Felícisimo en Deusto ofrece este servicio todos los miércoles y viernes desde hace 9 años. Los voluntarios de reparto afirman que las personas que precisan ayuda son cada vez más y vienen de más lejos. Suministran víveres a unas 90 familias cada día. La crisis ha cambiado mucho el perfil de los más necesitados. Ya no son solo inmigrantes. Son numerosos los españoles que se ven en la necesidad de acudir en busca de este tipo de ayudas.

La iglesia de San Felicísimo de Deusto, bajo la supervisión de Cáritas, es la única con sus caracteristicas. Reparten aproximadamente 90 raciones de alimentos perecederos entre los asistentes dos días por semana. Eso sí, “cada persona sólo puede acudir uno de los dos días” es la norma, afirma el padre Román, párroco de la Iglesia. Actualmente, colaboran en la repartición de alimentos 7 españoles más tres inmigrantes, Jamila, Raúl y Zarah.

Mucha necesidad, poca comida

Los productos repartidos provienen en su mayoría del banco de alimentos de Merkabilbao. Son alimentos perecederos. Muchas veces están empezando a pasarse, por lo que en no pocas ocasiones parte de lo que se recoge se tira antes de ser
repartido. En ocasiones, no hay suficiente comida por lo que se dosifica de tal manera que haya algo para todos, “desde el primero hasta el último”, tal y como expone Merche, la encargada del registro de la Parroquia. Las frutas y verduras se suministran con sumo cuidado. “Si se llevan fresas, no se llevan plátanos”, afirma a este respecto Merche. “A unos se les da una cosa, a otros otra -añadió,- así nadie se queda sin nada”.

Además, para evitar que alguien se quede sin comida, la Parroquia tiene reservas creadas a partir de compras que realizan con las donaciones y alimentos no perecederos que han conseguido con las operaciones “Kilo” que se realizan por la zona. Como la llevada a cabo de manera periódica por el Colegio La Salle de Deusto en la que se pide desde dirección que cada alumno lleve un Kilo de comida (garbanzos, lentejas, arroz, pasta…). Por otra parte, grupo Eroski también colabora con la organización. Les dan yogures y demás lacteos con la fecha de caducidad muy justa pero perfectamente válidos para el consumo, así como galletas. De esta manera, entre unos y otros, cuando no llega con lo que se consigue en Merkabilbao, se le suma lo de los demás y nadie se va sin comida.Imagen

Todos aguardan tranquilos su turno, no piden nada, sólo dicen “sí” cuando les preguntan si quieren que les pongan alguna cosa como cebolla o yogures. Esperan pacientes a que les llenen las bolsas y se marchan con ellas agradecidos. Es mucha gente la que acude y resulta complicado atender a las necesidades de cada uno, no es lo mismo una persona que vive sola, que un padre de familia numerosa. Para poder atender de manera más eficaz a cada persona y cada caso, la parroquia lleva un registro en el que figura DNI o pasaporte, el certificado de empadronamiento de la familia, nombre, procedencia y número de miembros en el conjunto familiar.

Un alivio para el hambre

La gente que necesita algo tan básico como la comida es cada vez más y acude desde más lejos. Ya no solo son inmigrantes los que precisan este tipo de ayuda. Cada día de reparto se inscriben alrededor de 10 personas nuevas, de las cuales al menos 4 son españoles. A San Felicísimo acuden personas desde Barakaldo, Sestao, Ortuella, Munguia, Santurce, Basauri… e incluso más lejos, desde Alonsótegui y Balmaseda.

La parroquia comenzó su labor de ayuda social hace ya 11 años. Empezaron con la intención de ayudar a los latinos que se encuentran en nuestro país a seguir aquí con su fe. Para ello, el párroco, el Padre Román, creó ALAJE (Amigos Latinoamericanos con Jesús). Muchos de los componentes del grupo, necesitaban trabajo y no tenían comida, por lo que el Padre, acudió a Merkabilbao al banco de alimentos y comenzó a repartir entre los asistentes alimentos perecederos. El grupo de gente que acudía a la Parroquia en busca de ayuda fue creciendo, al igual que los colaboradores. Así, el grupo dejó de ser solamente de ayuda a la inserción religiosa y pasó a ayudar al conjunto de la sociedad más necesitada.

Hay otros lugares por la zona en los que también se reparte comida. En San Ignacio por ejemplo,  pero solo para los residentes del barrio. En San Francisco, en la Iglesia Corazón de María, pero solo para gente fija y alimentos no perecederos. La asociación de refugiados de la calle Lutxana reparte algo entre los asociados.
En Barakaldo hay también otro centro que suministra alimentos de Merkabilbao, perecederos, pero de una manera muy diferente. Hacen bolsas de comida, todas iguales, con las mismas cantidades y productos y las reparte, pero solo entre los empadronados en Barakaldo. Además “les da igual que seamos dos que seis de familia, las bolsas son iguales”, afirma con indignación Lucía, una joven española madre de trillizos y residente en Barakaldo. Esta situación les hace optar por acudir a Deusto a por ayuda, donde las raciones se adecúan a cada situación y el trato es más personalizado. En total el Banco de Alimentos de Bizkaia atiende a más de 22.000 personas al año, según datos facilitados por la organización.

 

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